ha estado gravísima, al borde de la muerte muchas veces en este tiempo...además era mormona...y hoy la trajo su marido en una silla de ruedas a ver la imagen de la Virgen..con cuánto amor la acariciaba!...se quedaron un rato...mientras tanto los servidores que quedábamos rezamos y cantamos...al despedirse alabó el canto con una voz muy pausada...fue un regalo compartir esos minutos con ellos..y con qué fuerza pedimos un milagro para ella, aunque el milagro es que haya venido a ver a nuestra Madre...Que Ella la proteja, la cuide y la acune en sus brazos...
Marta Maria
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