Dice don Manuel González que Jesús Eucaristía nos llama a ser hombres y mujeres de “contemplación” y de “acción”.
“Contemplativos”.
Ser contemplativos significa mirar a Jesús, ir con Él al desierto, acompañarlo en sus luchas interiores, en sus tentaciones, en sus horas de soledad, silencio y oración, de profunda intimidad con el Padre. Y desde nuestro carisma eucarístico reparador, contemplarlo abandonado o poco o mal acompañado hoy en su vida eucarística. Mirarlo, para convertirnos, es decir, para caer en la cuenta de lo que nos separa, y pedirle que nos acerque a su Corazón, como el discípulo amado, y nos asemeje cada vez más a él. ‘Mirarlo’, ‘estar’ y ‘sentir’ con él. Y nuestros corazones se irán uniendo con el suyo, y seremos uno. Porque dos corazones que laten al mismo ritmo son un solo corazón.
Ser contemplativos significa mirar a Jesús, ir con Él al desierto, acompañarlo en sus luchas interiores, en sus tentaciones, en sus horas de soledad, silencio y oración, de profunda intimidad con el Padre. Y desde nuestro carisma eucarístico reparador, contemplarlo abandonado o poco o mal acompañado hoy en su vida eucarística. Mirarlo, para convertirnos, es decir, para caer en la cuenta de lo que nos separa, y pedirle que nos acerque a su Corazón, como el discípulo amado, y nos asemeje cada vez más a él. ‘Mirarlo’, ‘estar’ y ‘sentir’ con él. Y nuestros corazones se irán uniendo con el suyo, y seremos uno. Porque dos corazones que laten al mismo ritmo son un solo corazón.
“Activos”.
La certeza de sabernos amados por Jesús Eucaristía nos impulsa a la misión. ¡No podemos callar lo que hemos experimentado, lo que hemos visto y oído, lo que ha dado un nuevo sentido a nuestra vida! ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Jesús marchó a Galilea, a anunciar a todos la llegada del Reino de Dios. También nosotros vamos cada día a ‘Galilea’ en nuestra familia, en nuestra comunidad, en cada persona con la que nos encontramos. ¡No tengamos miedo de proclamar a todos la Buena Noticia de la Eucaristía, de anunciar que Dios vive y está entre nosotros!
La certeza de sabernos amados por Jesús Eucaristía nos impulsa a la misión. ¡No podemos callar lo que hemos experimentado, lo que hemos visto y oído, lo que ha dado un nuevo sentido a nuestra vida! ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Jesús marchó a Galilea, a anunciar a todos la llegada del Reino de Dios. También nosotros vamos cada día a ‘Galilea’ en nuestra familia, en nuestra comunidad, en cada persona con la que nos encontramos. ¡No tengamos miedo de proclamar a todos la Buena Noticia de la Eucaristía, de anunciar que Dios vive y está entre nosotros!
Nos dice el Beato don Manuel:
Ésa quisiera yo que fuera la consigna de la acción y del apostolado: ‘dar a los demás lo que se ha contemplado’; esto es, llenar los ojos, los oídos, el corazón de contemplación de Jesús abandonado, y después… hablar y hacer lo que se quiera. (Florecillas de Sagrario)
Acompañemos a Jesús a través del desierto cuaresmal, y con Él, por Él y en Él, vayamos a anunciar por los caminos de nuestra vida la Buena Nueva de la Eucaristía.
Misioneras Eucarísticas de Nazaret
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