"HE AQUÍ QUE ME HAS DADO UN CUERPO… AQUÍ ESTOY PARA HACER TU VOLUNTAD"
La muerte de Jesús no fue un accidente ni consecuencia sólo del complot de los enemigos de Cristo. En ella, Jesús, el Hijo obediente, mediante la entrega de su vida, salva nuestra desobediencia. Él, que ha recibido un cuerpo (una naturaleza humana) del Padre, se entrega como hombre, entrega su cuerpo, su pasión, su muerte, para rescatar de la desobediencia a todos los hombres, sus hermanos.
Que la Virgen dolorosa y de la esperanza, nos ayude a vivir en su intimidad estos santos e inabarcables misterios de redención: ¡Que seamos conmovidos y trastornados por el misterio del amor de Dios entregado!
Milicia de Santa María
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