13 ago 2011

Oración por la Jornada Mundial de la Juventud

Señor, hoy enviamos nuestros jovenes, tus hijos, a un encuentro contigo de mano de Maria.

Derrama tu gracia de conversión sobre cada uno de ellos. Sondea sus corazones, y dale aquello que más necesitan en este momento. Muchos  ya han empredido el camino hacía tí. Llevan ilusiones rotas, sueños incumplidos, corazones heridos, y esperanzas de un mejor mañana. Algunos ya han tenido la dicha de conocerte, pero otros, no saben con quién se van a encontrar. Solo saben que te llamas Jesús. Para muchos, el vacío que llevan en sus corazones, han querido llenarlo con cosas, pero siguen vacios. Señor, tu que puedes ver y seguir sus pasos, ve al alcanze de cada uno de nuestros jovenes en este momento.

Sopla, con la delicadeza que te caracteriza, el Espíritu Santo sobre ellos. Dales la esperanza de un nuevo amanecer, donde brille tu luz. Abrazalos Señor. Dejales sentir tu caluroso abrazo, y el fuego de tu amor. El mundo les ha presentado un amor que no es amor; pero Tú Señor, que eres el verdadero Amor, permite que hoy sientan tu presencia, para que sean testigos fieles de tu Amor a un mundo sediento de Tí. Con plena confianza Jesús, te entregamos a cada uno de ellos. Sabemos que los has escogido, y llamado a cada uno por su nombre. Sabemos y confiamos Señor, que lo que tienes guardado para ellos es el regalo más maravilloso que puedan haber recibido jamás. Dales un corazón nuevo con el que amen sin limites. Que regresen trayendo la bendición, que hoy depositas en ellos, a sus familias, y al mundo en el que se desenvolveran. Fortalece su fe, para que permanezcan “Firmes en la Fe”.

Maria, preciosa Maria, madre que amas incondicionalmente. Mira y escucha las suplicas de tantas madres que hoy claman por la conversión de sus hijos. Presentale a cada uno de ellos a Jesús, y así como lograste que tu hijo convirtiera el agua en vino en las Bodas de Cana, pídele que hoy convierta el agua…que estos jovenes llevan para ofrecerle a Jesús…en el mejor vino. Abrazalos cuando sientan miedo, e infunde en ellos la valentía que tuviste tu al decir que SI; la misma confianza que tuviste tu con tu FIAT. Gracias Madre, porque no estamos huerfanos. Y hoy, nuestros jovenes necesitan saber, y sentir, que tienen una Madre que los lleva a su hijo para que nunca se sientan solos.

Embriagalos Señor con tu Espíritu.

Jesús en Ti Confio. Maria, Reina de la Paz, se tu la salvación del alma mia, y el alma de tantos que esperamos en tí, especialmente nuestros jovenes. Susurrale en sus oidos lo que un día le dijiste a San Juan Diego: No estoy yo aquí que soy tu Madre.

Te amo. Amén.
Luisa Ortega, SFO

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